El suicidio es algo muy difícil de entender, pero el suicidio de G a los 12 años es por lo menos incomprensible. La triste noticia llegó muy rápido a la escuela, dejando perplejos a quienes conocían a ella y a su gemela. G era una niña muy querida, concurría a la escuela desde jardín y estos años si bien no habían hecho muchas amistades, el vínculo con su hermana y una amiga en común de la escuela era muy estrecho. Era muy amable con sus compañeros/as, muy afectiva con sus docentes, los padres se habían acercado a la escuela para expresar que sus hijas, después de la pandemia, habían tenido muchas inasistencias pero sin embargo, ellas les habían expresado el deseo de continuar estudiando.
Desde la escuela aparece la pregunta de cómo se afronta lo indecible, aquellas pequeñas enormes cuestiones de lo que no se habla: la muerte, un suicidio; porque además son situaciones que no solo duelen profundo, sino también perturban y requieren un singular cuidado en su abordaje. No es que no hay voluntad de cuidar, sino que a veces esa motivación no alcanza para construir la mejor respuesta.
La propuesta sería pensar qué trabajamos en una reunión virtual a las 20hs, que como equipo propusimos con los docentes y directivos de la escuela. El suicidio de G ocurrió hoy a las 15hs, y es necesario diseñar la intervención para definir el acompañamiento frente a esta situación que irrumpe. Les proponemos en el chat que aporten una o dos ideas claves que habría que trabajar en lo inmediato y a corto plazo, como así también aquello que no debería hacerse en lo inmediato y a corto plazo. Pensemos que el chat es la reunión de equipo que tendremos para diseñar la reunión virtual y el acompañamiento a la institución.